Llevaba tiempo soñando con poder
realizar una carrera de 100 millas, algo que hace unos años veía imposible, porque
sólo de pensar estar en la línea de salida de una prueba de este tipo hacía que
me temblaran las piernas. En 2011 estuve en Euskadi corriendo la G2H, que es la
prueba “pequeña” de la Ehunmilak, y nos acercamos a ver la salida de la prueba
reina de 168 km y 11.000 metros positivos. Recuerdo aquel momento como una
despedida de todo un pueblo a unos héroes que intentaban realizar algo
imposible. La admiración era bestial y por dentro de mí sólo pensaba en que
sería un sueño poder realizar una prueba así algún día. Pues bien, 3 años
después me planteé realizarla e intentar lograr terminar la que es la prueba
más dura y exigente de Ultratrail en España.
Para esta aventura me
acompañarían mi mujer y mis 2 hijas, por lo que la motivación estaba al 100%,
ya que estarían apoyándome durante toda la prueba.
Las semanas previas habían pasado
con nervios por la incertidumbre de saber si aguantaría muscularmente el
desnivel, de cómo iría la segunda noche, de si el estómago aguantaría la
paliza, las ampollas, ... Era una distancia que no dominaba y a partir del km
100 todo sería novedad para mí. Pero por fin llegó el día, así que el viernes
ya me liberé de todos los nervios y nos fuimos para Beasain a pasar el control
de material y a recoger el dorsal. Allí coincidí con Tatin, Santi y Fernando
que iban a realizar la G2H y quedamos para ir a comer a la pasta party que
organizaba la carrera. Después de llenar el estómago me fui a descansar un par
de horas, ya que iba a estar muchas horas sin dormir.
A las 17h llegué a Beasain y
parece que los nervios ya han desaparecido. Ya no hay vuelta atrás y sólo tengo
ganas de que empiece. Han sido 6 meses preparando esta carrera y pensaba que
estaba preparado para terminarla, así que podía empezar cuando quisiera.
Había quedado con Jessi para
hacer la carrera juntos, así que allí estábamos en la línea de salida de la que
era nuestro mayor reto. Nos comentan en la salida que habrá bastante barro,
porque se ha pasado 2 semanas lloviendo y el recorrido estaría complicado. En
ese momento no le dí mucha importancia, porque ni me imaginaba lo que nos
íbamos a encontrar.
A las 18h se da el pistoletazo de
salida y empezamos nuestra aventura. La música suena y la gente nos aclama.
Llevo los pelos de punta del subidón de ver a la gente que nos despide de
Beasain con la vitola de héroes.
Nada más empezar vamos subiendo,
que será la tónica en toda carrera. Toda la prueba será un constante subir y
bajar porque la verdad es que llanos había más bien pocos. En este primer tramo
vamos cogiendo nuestro ritmo ya que tenemos una distancia de 10 km y 1000
metros positivos para empezar. Las subidas son muy directas, pero el paisaje
hace que me vaya distrayendo. Es alucinante correr por aquí. Incluso en una
ocasión leí que Euskadi era como un parque temático para los amantes del
deporte y tiene mucha razón porque es un paraíso.
Una vez llegamos arriba nos encontramos
con mucha animación, lo que hace que no te puedas parar ni un instante. Pero al
poco empieza a llover un poco fuerte y nos toca sacar los chubasqueros. La
lluvia será una constante durante más de 25 horas, lo que hizo que el terreno
estuviera muy complicado y que fuera imprescindible el uso de bastones. Aquí
nos empezamos a dar cuenta de que nuestro ritmo se va a ralentizar por el
barrizal y habrá que llevar cuidado con las caídas, que serán muchas durante la
prueba.
Llegamos al primer
avituallamiento del km. 10 y nos encontramos mucha animación. Bebo y como un
poco y a seguir. En este próximo tramo hasta el km. 20 volvíamos a subir 850 m.
positivos, pero coincidimos con 2 chicos que eran de la zona y nos van
explicando un poco el recorrido. En ese momento pensé, ¡Madre mía la que nos
espera!. De todas formas los ánimos están a tope todavía y a buen ritmo
llegamos al segundo avituallamiento. Éste fue uno de los momentos clave de la
carrera, ya que justo a la entrada del pueblo tropezó Jessi y fue cuando se
dobló el tobillo. Después de un momento de dolor parecía que en calentarse todo
sería un susto, pero este problema lamentándolo mucho tendría fecha de
caducidad. Fuimos para el avituallamiento y allí me esperaba mi equipo de
apoyo, que fue un constante subidón durante toda la carrera. Hacemos un buen
avituallamiento y charlamos un poco y volvemos a salir. Se nos está haciendo de
noche y en poco tiempo nos va a tocar sacar los frontales.
Ahora nos venía un tramo
complicado con bastante barro y con lluvia. Encima había mucha niebla, lo que
dificultaba mucho ir viendo las marcas. Yo según van pasando los km. me voy
encontrando mejor, ya que con las primeras rampas me notaba las piernas
cansadas. Ahora va la cosa mejor y aunque no vamos demasiado rápido vamos
ganando margen a los tiempos de corte. Es aquí vino una de las mejores
sorpresas, ya que llegando al avituallamiento ví otra vez esperándome a las 2 peques
y a Merche. Bufff con el tiempo tan malo que hacía y allí estaban en aquel
avituallamiento con un acceso tan difícil. Nos despedimos hasta Tolosa que es
el km. 77 y ya llegaría por la mañana.
Con noche muy cerrada y sin parar
de llover llegamos a la bajada de Azpeitia, que era la más complicada y que
todo el mundo nos había comentado que tuviéramos cuidado porque transcurría por
una calzada romana y con todo lo que había llovido era una pista de patinaje.
Aquí bajamos muy lentos porque era facilísimo caer. Había mucha pendiente y las
piedras resbalaban muchísimo. De todas formas es un terreno que me va bien y
voy adelantando gente, así que llegué abajo mejor de lo que pensaba. Aquí Jessi
iba quedándose y cuando la esperé al final de la bajada ya me dijo que le
molestaba el tobillo. Había que llegar al avituallamiento que estaba a 1 km.
para ver si le podían poner alguna venda o darle algo para que se fuera el
dolor. Pero ahí ya se empezó a dar cuenta de que no podía seguir. Además venía
un tramo complicado y nos dijeron que el primero tardó casi 4 horas en hacer
los 22 km. hasta Tolosa. Fue una decisión complicada, pero tengo claro que la
más acertada y Jessi decidió dejarlo aquí.
A partir de aquí seguí sólo.
Tenía delante una subida fuerte con 1000 m. positivos, pero iba bien de fuerzas
y me puse a tirar para intentar ganar tiempo hasta Tolosa. Iba adelantando
gente en la subida y a pesar de que el terreno estaba muy difícil y muy
empinado iba animado.
Llego al avituallamiento de Zelatun
(km 67) y paro poco tiempo. Es mi mejor momento desde que empezamos y quiero
aprovecharlo. Ahora viene un tramo de bajada muy largo hasta Tolosa, pero
enseguida me dí cuenta de que iba a ser una odisea poder bajar por ahí. El
terreno estaba fatal y ya iba de barro hasta más arriba de los tobillos. Era el
km.70 y todavía no me había caído. Pues en menos de 5 minutos me metí 3 tortazos
que me dejaron lleno de barro. El problema es que me quedaban 4 km. hasta
Tolosa y esto tenía pinta de seguir así. Iba tan lleno de barro que llegó un
momento que me daba igual donde pisar y ya no intentaba ni esquivarlo, así que
por el centro, donde más barro había. Pero al final todo llega y a las 10:15h.
del sábado llego a Tolosa (km. 77) . Allí quería cambiarme y pegarme una ducha.
Además tenía ganas de llegar porque estarían esperándome Merche y las peques.
Después de una parada de 1 hora y
de poder comer bien salgo hacia Jakue Gaina. Me duró el ir seco menos de 30
minutos, porque otra vez caminos embarrados y bajada difícil hasta Amezqueta,
que ya era el km. 96. Ahora venía el temido Txindoki, y los Gambos, siendo uno
de los tramos más duros, ya que en 12 km. teníamos 1.750 metros positivos.
Decido salir rápido para ver si
puedo coger a alguien y así no meterme todo el trozo hasta Lizarrusti sólo. Veo
gente delante y decido apretar uniéndome a Pedro un chico de Bilbao y poco
después a Juanma y a Amador, con los que llegaría hasta meta.
El ritmo que llevábamos era
parecido y nos vinimos muy bien para ir avanzando, ya que los km. se iban
haciendo más llevaderos a pesar de lo mal que estaba el terreno. Sobre todo una
vez que coronamos el Gambo que empezó una bajada hasta el avituallamiento de
Lizarrusti en el km. 115 que era un auténtico río lleno de barro. Era un poco
el mundo al revés, porque en las bajadas íbamos más lentos que en las subidas.
Llegamos a Lizarrusti y ya me
siento a que me vean los pies porque voy notando que las ampollas quieren
aparecer. Así que me limpian bien y me ponen vaselina para aguantar hasta el
próximo avituallamiento en el km. 130, que era Etxegarate y allí había dejado
una mochila para poder cambiarme de ropa.
Este tramo de Lizarrusti a
Etxegárate fue el peor para mí e imagino que para todos los participantes, ya
que a pesar de que Juanma puso un ritmo muy bueno y avanzábamos bien, poco a
poco se fue poniendo el terreno imposible. Aquí creo que todos probamos el
barro y se nos hicieron muy largos los 15 km. de este tramo. Recuerdo incluso
que los 2 km. de bajada hasta el avituallamiento estaban fatal y nos fue
minando la moral.
|
Imagen de
mipapasiemprellega.blogspot.com
|
|
Imagen de
mipapasiemprellega.blogspot.com
|
Pero a la 1:30h. de la madrugada
del domingo por fin llegamos al avituallamiento. Pedro va con la rodilla tocada
y decide dejarlo ahí. Y con Juanma y Amador decidimos hacer una parada de 1:30
y continuar. Llevábamos 3 horas de margen sobre el corte, pero no podíamos
entretenernos. Me duché, cené e intenté dormir 20 minutos pero fue imposible,
ya que hacía frío y sólo tenía ganas de salir. Amador sí descansó un poco y
pudo dormir porque se le cerraban los ojos en el tramo anterior.
Así que a las 3:15h. salimos a
por la última maratón del día. Físicamente estábamos bien y una vez cambiados
otra vez de calcetines y zapatillas fuimos en dirección al último gran
obstáculo de la carrera, el Aizkorri. Aquí fue uno de los momentos de duda de la
carrera y es que de 5 a 6h. de la madrugada el sueño empezó a aparecer y
empezamos a ver alucinaciones los tres. Después nos reíamos, pero pasamos un
momento malo porque veíamos cosas perfectamente que después eran simplemente alucinaciones.
Recuerdo que le dije a Juanma que veía el avituallamiento con una casa y una
furgoneta y lo gracioso es que él también lo vió, y resultaron ser unas rocas.
|
Imagen de
mipapasiemprellega.blogspot.com
|
Pero llegamos a San Adrian, justo
antes de iniciar la subida al Aizkorri y empezó a clarear. La cosa cambió un
poco, aunque seguía viendo cosas que no eran. El ritmo de subida era muy bueno
y avanzábamos muy bien para llevar 140 km. en las piernas.
Una vez arriba vino uno de los
momentos más bonitos y que se me han quedado grabados para siempre, y fue ver
amanecer en la cima. Me senté un momento a disfrutarlo.
Al poco llamé a Merche, que no
había podido hablar con ella desde el km. 96 y le dije que seguíamos en marcha
y que ahora estaba seguro que sí tenía la carrera en mis manos. Me quedaban
menos de 30 km. pero estaba entero y habíamos pasado lo peor. Le dije que sobre
las 12h. del mediodía estaríamos a Mutiloa y nos veríamos allí.
La bajada estaba peligrosa, pero
a buen ritmo llegamos a Oazurtza en el km 150. Son las 10h. de la mañana y ya
quedan menos de 20 km. Aquí no paramos mucho y salimos hacia Mutiloa.
Faltando 2 km. para llegar al
avituallamiento veo que me están esperando allí Jessi, Gorka, Merche, María y
Amaia. Bufff que subidón y qué ganas de verlas. Les digo que voy con los pies
escaldados pero que voy perfectamente para llegar. Quedamos en vernos en el
avituallamiento y ya voy notando un nudo de la emoción.
En Mutiloa comemos un poco y
salimos hacia los últimos 10km. hasta meta. Voy con los pies ya tocados y me
duele cada paso que pego por culpa del barro que hemos pisado. A pesar de que
este tramo se hace demasiado pesado por las ganas que tenemos de llegar, vemos
Beasaín casi 2 días después y sabemos que nos espera la gloria.
Me proponen Juanma y Amador
entrar en meta corriendo juntos, pero les digo que quería entrar con mis
pequeñas, ya que era un momento que había soñado hacía muchísimo tiempo.
Así que llegó el último km. hasta
meta y Juanma y Amador se adelantaron un poco para entrar juntos en meta. A mí
se me van llenando de lágrimas los ojos y voy disfrutando muchísimo con los
ánimos de la gente que te anima incluso desde los balcones. Te reconocen lo que
has luchado y te vitorean como un héroe por lo que hemos hecho. Los pelos de
punta y un momento indescriptible. Así que me pongo a correr y estoy a escasos
300 metros de meta y veo a María y Amaia que vienen hacia mí. Les doy un abrazo
y estoy a punto de reventar a llorar. Salimos corriendo hacia meta donde
también estaba Merche esperándome y allí está el final de mis 100 millas.
Después de 44 horas y 38 minutos entraba en meta con mis hijas. Mi sueño hecho
realidad y superando una carrera muy complicada que aún dificultó más el barro
y la lluvia.
Quería dar las gracias sobre todo
a Merche, que me ha apoyado desde el principio con esta “locura”, y que estuvo
sola con María y Amaia durante 2 días siguiéndome durante toda la carrera.
Agradecer también a los
organizadores y los voluntarios que sin ellos sería imposible. La atención es
de matrícula de honor y el trato espectacular. ¡¡¡Muchísimas gracias a todos!!!